jueves, 28 de marzo de 2024

Entrada triunfal

 


Entrada triunfal

“Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino. Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, ¡y gloria en las alturas!” Lucas 19:35-38

Existe un momento en nuestra vida donde le abrimos la puerta de nuestro corazón a Jesús y como dice Apocalipsis 3:20, Él entra a tener comunión con nosotros. Sin embargo, puede pasar que para muchos sea como para aquellos en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, que mientras duró el momento y la emoción le adoraron y le exaltaron, pero horas, días o quizá meses después, con sus acciones lo están negando. Y definitivamente esta no es la voluntad del Señor, sino que Dios quiere reinar en nuestro corazón.

Pero para que esto sea posible y sea Jesús el Rey de nuestra vida, es necesario que primero sea destronado de nuestro corazón todo aquello que no va de acuerdo con la voluntad de Dios, tal como lo expresa Gálatas 2:20 cuando dice “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”. Sin embargo, esto es un hecho que solo puede suceder cuando le cedemos el control y la autoridad de nuestra alma al Espíritu de Dios, que vino a morar en nosotros desde que recibimos a Jesús como nuestro Señor y salvador (Efesios 1:13).

Ciertamente, el Señor Jesús quiere tener una entrada triunfal en nuestra vida, una entrada donde Él tome el trono de nuestro corazón y pasemos de ser egocéntricos a ser Cristocéntricos. Y definitivamente es un triunfo donde los más beneficiados somos aquellos que lo permitimos, pues dice su Palabra que habitando Cristo por la fe en nuestros corazones, conoceremos su amor que excede a todo conocimiento y seremos llenos de toda la plenitud de Dios (Efesios 3:17,19).  Oración.

«Bendito Jesús, gracias por amarme tanto y entregar tu vida por mí en esa cruz; mi mayor anhelo también es renunciar a mi propia vida para que seas tú quien vivas y reines en mí, pues dice tu palabra que aquel que pierda su vida por causa de ti la salvará. Gracias por perdonar mis pecados y darme la vida eterna, amén.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Gozo

 


Gozo

“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Romanos 15:13

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,” Gálatas 5:22

El gozo más allá de ser una expresión exterior de risas, chistes o alboroto, es una satisfacción o felicidad permanente en nuestra alma, es decir, estar gozosos con lo que pensamos, sentimos y hacemos, por lo que, podemos decir, es una virtud integral y que va principalmente en nuestro interior, pues podemos tener gozo, pero ser calmados.

Ahora bien, es importante que conozcamos que el verdadero gozo no depende de las circunstancias, sino que viene como fruto de nuestra permanente comunión con Dios; la Palabra de Dios en Filipenses 4:4 nos exhorta a que siempre nos regocijemos en el Señor. Entonces, cuando nosotros permanecemos en intimidad con Dios, el resultado es que gracias a esos tiempos de alabanza, oración y meditación de su Palabra, nuestro corazón es lleno de todo gozo y paz por medio de la fe, pues creemos y confiamos que nuestra vida está en el total control soberano de Dios, y que por muy difícil o dolorosa que pueda estar nuestra situación, finalmente el Señor se glorificará y cumplirá su propósito en nuestra vida.

Conocemos por medio de Romanos 12:2 que la voluntad de Dios es buena, es AGRADABLE y es perfecta. Esto es una verdad absoluta, pero que la podemos vivir de esta forma cuando nos despojamos de nuestra propia sabiduría y confiamos en el obrar de nuestro Padre Celestial. Así que, la invitación es para que cada mañana en oración le entreguemos nuestra vida a Dios, y nos llenemos de su Espíritu Santo y así nuestra alma tenga paz y nuestro corazón rebose de todo gozo. Finalmente, recordemos 1 Tesalonicenses 5:16-18 que dice “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.   Oración.

«Bendito Dios, gracias por tu incondicional amor; me sigues transformando y perfeccionando hasta el día en que Cristo vuelva; gracias por llenarme de tu Espíritu y permitirme comprobar que todo lo que haces en mi vida es bueno, agradable y perfecto; y gracias porque cuanto más te conozco, más se llena mi vida del verdadero gozo, por Jesucristo, mi Señor, amén.

martes, 26 de marzo de 2024

El amor a los padres

El amor a los padres


“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” Efesios 6:1-3

“Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.” Proverbios 23:22

La honra a nuestros padres es un mandamiento que no tiene condiciones ni motivos de exoneraciones. El Señor Jesús nos lo enseña adecuadamente cuando vemos en su vida que obedeció total e incondicionalmente a su Padre Celestial, y honró maravillosamente a su madre terrenal; sus palabras en Juan 6:38 fueron «Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Y en Juan 19:26-27 encontramos que “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.”

Una manera de llevar esto a la práctica en nuestra vida, es identificar el tipo de relación que hoy tenemos con nuestros padres, pues existen dos opciones, la primera es estar bajo su autoridad, que aplica para los menores de edad o que aún viven o dependen de sus padres, y la segunda, no estar bajo su autoridad, que cobija a aquellos que como dice la Escritura, ya dejaron a padre y madre y ahora están conformando un nuevo hogar. Sin embargo, independientemente de la posición en la que estemos, y como decíamos al inicio, el mandamiento es que siempre los honremos. Entonces, la principal honra de aquellos que aún están bajo autoridad, es la obediencia; y la honra de aquellos que hoy están en un nuevo hogar, es la manifestación de atención, cuidado, oración, provisión, gratitud, paciencia, aprecio, respeto y todo tipo de amor.

El amor no hace mal a nadie, entonces cuando nos decidimos a amar, nos estamos sometiendo primera y supremamente a la autoridad de nuestro Padre Celestial, que finalmente es la que nos llevará a tener una correcta y amorosa relación con los demás a nuestro alrededor, tal como lo evidencia el ejemplo de Jesucristo nuestro Señor.  Oración.

«Bendito Dios, gracias por mis papás terrenales, gracias por amarlos, cuidarlos y guardarlos; gracias por el entendimiento y la humildad que me das para poder honrarlos en todo tiempo. Te pido que me permitas continuar aprendiendo de tu maravilloso amor, para que al practicarlo impacte positiva y poderosamente la vida de cada persona que has puesto a mi alrededor, por Jesucristo, mi Señor, amén.


lunes, 25 de marzo de 2024

El amor a los hijos

 


El amor a los hijos

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.” Salmos 127:3

“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita.” Salmos 112:1-2

Para aquellos que no solo creemos en Dios, sino que le creemos a Dios, es esencial que consideremos a nuestros hijos como esa herencia inmerecida que Dios en su infinito amor nos concede, pero así mismo es necesario que perseveremos en el propósito que Dios tiene con esta descendencia, pues su promesa es que será bendita y poderosa en la tierra. Por lo que, nuestra función como padres, es seguir fielmente cada instrucción que nos es enseñada a través de la Palabra de Dios acerca de la manera en que los debemos educar.

En primer lugar, encontramos el Proverbio que dice que aun desde pequeños debemos instruir a nuestros hijos en el camino del Señor (Proverbios 22:6), siendo aquí de suprema importancia el ejemplo que como padres les brindemos, pues estos pequeños quieren ser y hacer todo cuanto ven en sus progenitores. Es el aprendizaje basado en la imitación, y aun el Señor Jesús dijo que Él nada hacía o decía por su propia cuenta, sino todo lo que veía y escuchaba de su Padre (Juan 5:19, Juan 8:28).

En segunda instancia, la Palabra de Dios en Efesios 6:4 nos dice “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” y la base para llevar a cabo correctamente esta instrucción es el amor, el amor de Dios que nos enseña a no ser injustos, pero también a ser bondadosos. Entonces, si nos encontramos con una escena de desobediencia o capricho, el llamado es para que, en amor, procedamos a actuar controlada y justamente ante dicha situación; realmente cuando el castigo o la disciplina es impartida con amor y en la sabiduría de Dios, no los provocará a ira o a guardar rencor en su corazón, sino que, aunque por un momento se disgusten, no tardarán en entender que todo hijo que es verdaderamente amado, es corregido (Proverbios 13:24).  Oración.

«Padre Celestial y Santo, muchas gracias por el trato y la enseñanza que me impartes al ser tu hijo, sé que me amas y que todo lo que en mí haces es para mí bendición. Oro pidiéndote que me guíes a criar a mis hijos con el mismo trato que de ti he recibido y aprendido, por Jesucristo mi Señor, amén.

domingo, 24 de marzo de 2024

Ofrenda y sacrificio a Dios

 


Ofrenda y sacrificio a Dios

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Efesios 5:1-2

Pasa por nuestra mente de manera constante la intención de agradar a Dios, y muchas veces en esta búsqueda intelectual de poder lograrlo, vienen a nuestra mente ideas como: presentar ofrendas fruto de nuestro esfuerzo, abstenernos de algunas cosas o alimentos o quizás dar un duro trato a nuestro cuerpo, pues creemos que, con estos sacrificios, Dios se agradará y nos aprobará. Sin embargo, como dice Colosenses 2:23 y hebreos 13:9, aunque esto puede parecer sabio y humilde, realmente en nada nos beneficia. No obstante, es necesario decir que el Señor sí pide ofrendas y sacrificios de nuestra parte, pero son totalmente contrarios a los que nosotros pensamos.

De un lado, nosotros nos concentramos en nuestros propios esfuerzos, en realizar de manera esforzada e independiente actos que pensamos pueden ser sabios y de agrado para Dios. Pero, por otro lado, tenemos el pensamiento de Dios, que nos dice que nos concentremos en Cristo, que nos arraiguemos en nuestra identidad de hijos de Dios y que así como hijos amados, obremos por amor. La verdad es que Dios nos ama y por medio del sacrificio de Jesucristo somos aceptados delante de Él, entonces lo que Dios ahora nos pide es que de la misma manera en que Cristo nos amó y se entregó él mismo por nosotros, nosotros también en amor nos entreguemos por completo a Él.

Básicamente esos sacrificios y ofrendas que Dios quiere que por medio de Jesucristo le presentemos, es nuestra propia vida en adoración a Él, unos labios que confiesan su nombre y en general un cuerpo que presente cada uno de sus miembros ya no para el pecado, sino ahora para servirlo y alabarlo (Romanos 12:1, hebreos 13:15, Romanos 6:13). Así que, queridos hermanos, esforcémonos, pero por permanecer en Cristo, para que arraigados y cimentados en amor, agrademos a Dios siguiendo su voluntad.  Oración.

«Padre, realmente no hay nada que yo pueda hacer para merecer tu amor, sino que, ha sido Cristo quien todo lo hizo, y hoy te alabo y te bendigo porque gracias a tu favor inmerecido a través de Él, puedo estar aquí delante de ti presentando mi vida en servicio y adoración como ofrenda y sacrificio a ti, mi Dios, amén.

sábado, 23 de marzo de 2024

Perdonar

 

Perdonar


“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21-22

“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” Colosenses 3:13

Perdonar es el acto por medio del cual pasamos por alto el pecado o la ofensa que alguien hizo contra nosotros, es dejarla ir y no retenerla en nuestro corazón, nunca más volvernos a acordar de ella (hebreos 8:12). Perdonar, también es un acto de confianza en Dios, puesto que cuando lo hacemos, estamos manifestando que creemos lo que Él nos dice por medio de su Palabra. Y la Palabra de Dios nos enseña que siempre debemos perdonar, no importa qué tan grande sea la falta o qué cantidad de veces la hayamos recibido, porque el perdón se concede como un regalo, un favor inmerecido.

Ahora bien, perdonar como Dios enseña que perdonemos, es algo que solo lo podemos realizar cuando estamos impregnados del amor de Dios, cuando estamos en la llenura y comunión del Espíritu Santo, porque no siendo así, lo que resulta de nuestra naturaleza pecaminosa es solo rencor, amargura, odio, venganza y maldición. Pero justamente a lo que Dios nos llama es a que, como dice su Palabra en Colosenses 3:12, nos vistamos como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia.

Por último, es importante que consideremos que todos en el mundo estamos expuestos a cometer pecado, no somos perfectos, tenemos faltas y cometemos errores, por lo que continuamente estamos necesitados del perdón, primeramente de Dios, pero también de nuestro prójimo; la oración que conocemos como “Padre nuestro” contiene un texto que dice “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. ” Mateo 6:12. De modo que, de la misma manera en que recibimos continua e ilimitadamente el perdón de Dios, perdonemos también a nuestro ofensor, pues a esto nos ha llamado Dios.  Oración.

«Bendito Dios, gracias por tu perdón, ese favor continuo e inmerecido; gracias porque me has lavado con la preciosa sangre de tu Hijo Jesucristo, y ya no te acuerdas de mis pecados y transgresiones; ahora, anhelo hacer lo mismo con quien me ofende, así que, te pido me ayudes a estar en comunión con tu Espíritu y así llevar el fruto que quieres que lleve, por Jesucristo mi Señor, amén.

viernes, 22 de marzo de 2024

Renovación de nuestra mente

 


Renovación de nuestra mente

“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19

La renovación de nuestra mente ocurrió cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, pues por la fe nuestro pensamiento fue impactado por una idea de vida que nos llevó a cambiar nuestra manera de pensar, entendiendo que nuestra vida no se sostiene por nosotros mismos, sino que depende completamente de Cristo. Ahora bien, esta transformación ocurrió primero en nuestro espíritu, que estaba muerto y fue vuelto a la vida por su Santo Espíritu (Efesios 2:1), y luego de dentro hacia afuera inició a cambiar todo, incluida nuestra mente. Sin embargo, es una realidad que muchos creyentes no experimentan, entonces ¿qué es lo que sucede?, ¿o cómo experimentamos este cambio de mente?

Para vivir esta experiencia de renovación de nuestra mente, debemos diariamente en toda situación cambiar los pensamientos malos por los pensamientos de Dios. Entresacar lo precioso de lo vil significa dejar de pensar como pensábamos antes, y por el poder de su Espíritu, alinear nuestros pensamientos a los pensamientos del Padre, como nos enseña Romanos 12:2 cuando dice: “no os conforméis a este siglo”, queriendo decir que no nos dejemos llevar o envolver por las ideas que tiene el mundo.

Por lo que, es clave que todo pensamiento que llegue a nuestra mente sea confrontado con la Palabra de Dios, tal como Jesús lo hizo en la tentación (Mateo 4:4-9) y ya que Cristo mora en nosotros, ¡tenemos su mente! Por lo tanto, podemos aplicar lo que dice 2 Corintios 10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”

¿Hoy cuántos o cuáles de tus pensamientos has llevado en oración, cautivos al pleno control de Cristo?   Oración.

«Padre, gracias porque tú me has dado a Cristo para salvarme de manera integral, para tener pensamientos puros, ideas verdaderas y paz en mi mente. Te doy gracias por tu sanidad y mi renovación a través de Jesús, amén.

jueves, 21 de marzo de 2024

Orar por quienes nos persiguen

 

Orar por quienes nos persiguen


“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” Mateo 5:44

El amor es la mayor de todas las virtudes, puesto que como dice 1 Corintios 13:1-3 podemos hacer muchas cosas grandes, buenas y justas, pero si las hacemos sin amor de nada nos sirve y nada somos. De modo que, cuando leemos en la Palabra de Dios que oremos por quienes nos ultrajan y nos persiguen, debe ser una oración de amor.

Verdaderamente, el hecho de ser perseguidos no es para nada agradable y a primera reacción tampoco lo son quienes nos ultrajan, pues realmente no estamos recibiendo un trato bueno, justo o digno. Sin embargo, debemos comprender que como hijos de Dios, estamos llamados a ser perfectos como lo es nuestro Padre que está en los cielos, quien como dice su Palabra en Mateo 5:45, hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos.

Un principio que debemos tener claro para salir victorioso en esta y todas las situaciones de la vida, es que nuestro enfoque no tiene que estar puesto en nosotros mismos, es decir, en nuestra propia satisfacción, agrado o pensamiento, sino que indiscutiblemente nuestra mirada debe estar puesta en Cristo, en su obra, su propósito y su voluntad. Ciertamente los planes y pensamientos de Dios son mucho más altos que los nuestros, y nuestra tarea es aprender a confiar en su deidad, sabiduría y autoridad.

Y si realmente somos entendidos, conocemos que quien nos ofende, desprecia o nos hace algún daño, es alguien que necesita mucho de Dios, pues sus acciones denotan un total desconocimiento de la verdad y un gran faltante de amor. Así que, viendo el ejemplo de nuestro Señor Jesús en la cruz, que nuestra reacción cuando seamos ultrajados o perseguidos, sea una sincera y amorosa oración que diga “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34).   Oración.

«Bendito Dios, quiero ser como Tú; anhelo imitarte en todo, en tu manera de ver, pensar, sentir y actuar; gracias porque no solo me lo enseñas de manera teórica, sino que es un aprendizaje donde me permites experimentar en mi vida cada enseñanza que me das; gracias porque haces de tu verdad una realidad, por Jesucristo mi Señor, amén.